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[post_content] => “El hecho de que una cicatriz sea dolorosa impide el avance en la rehabilitación del paciente y paraliza todo el proceso de rehabilitación”. Son palabras de la Dra. Paz Sanz, adjunta del servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, durante la Jornada ‘Cicatriz dolorosa. Borrando huellas’, organizada por la compañía farmacéutica
Grünenthal en Madrid. El encuentro ha sido moderado por el Dr. Carlos Goicoechea, biólogo y catedrático de Farmacología en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, y el Dr. Alejandro Ortega, especialista en Anestesiología y Reanimación de la Unidad del Dolor del Hospital Asepeyo de Coslada.
Además, han participado el Dr. Alberto Touza Fernández, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario de Torrejón de Madrid; el Dr. Luis Cabezón Gutiérrez, especialista del Servicio de Oncología Médica del Hospital de Torrejón, el Dr. Jonatan Pérez de la Unidad del Dolor del Hospital de Torrejón; Dr. José Luis García Fernández, del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, y el Dr. Manuel Muñoz, del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital La Princesa.
Mejorar la calidad de vida del paciente
Definir las necesidades del paciente oncológico con dolor es una de las asignaturas pendientes que ha detectado la Dra. Paz Sanz. “En Rehabilitación, nuestra finalidad es aliviar el dolor para aumentar la movilidad y, en general, mejorar la calidad de vida del paciente e intentar que vuelva a realizar sus actividades de la vida diaria. En concreto, el parche cutáneo de capsaicina 179 mg nos ayuda a cumplir este objetivo. Los profesionales que tienen más experiencia en su uso deben conocer cuál es el fenotipo que va a responder bien a este tipo de medicación local. En general, beneficia a pacientes con hiperalgesias, y también obtiene buenos resultados en los casos de alodinia, y en todo lo que genera disestesias. Por ello, debemos definir el tipo de paciente al que le puede ir bien el parche cutáneo de capsaicina 179 mg.
En este ámbito no hay un “protocolo” de actuación, pero sí indicaciones relativas al tratamiento: “Realmente los que tratamos a este tipo de pacientes tenemos unas indicaciones relativas al tratamiento, cuándo aplicarlo, qué cantidad o qué características debe tener el paciente o su dolor. Es importante definir fundamentalmente el dolor neuropático periférico y el tipo de paciente que va a responder bien. Sería buena idea realizar un protocolo global, al igual que se aprueban las guías clínicas, aunque el tratamiento con el parche cutáneo de capsaicina 179 mg ya está incluido dentro del tratamiento de guías clínicas en un orden específico”.
“Desde el punto de vista rehabilitador, nosotros tenemos medios para tratar ese dolor, manuales, electroterapia, podemos realizar ciertas infiltraciones, que nos pueden ayudar a mejorar. El problema es que pueden producirse efectos secundarios; así, algunas infiltraciones tienen efecto a nivel central, como la generación de hipertensión. Por ello, el parche cutáneo de capsaicina 179 mg es una opción que debemos valorar y tener en cuenta para mejorar el estado del paciente”, ha indicado la Dra. Sanz.
“Si no utilizamos el parche cutáneo de capsaicina 179 mg, por ejemplo, nos paraliza muchas veces el avance tanto en pacientes con amputación o con cirugías que han hecho una fibrosis en la cicatriz, en neuromas. En estos casos, este tratamiento nos permite continuar con el proceso de rehabilitación de ese paciente”, ha añadido.
Cicatrices y deformidad
Finalmente, en la Jornada ‘Cicatriz dolorosa. Borrando huellas’ también ha intervenido la psicooncóloga Die Trill, directora del Centro Atrium, con su ponencia ‘La cicatriz más allá de la piel’. “Las cicatrices están asociadas a la deformidad, la alteración en el aspecto físico, la fealdad. Se puede decir que están ‘estigmatizadas socialmente’ debido al valor que se le da a la belleza. La alteración en la apariencia física produce un efecto devastador sobre un individuo”, ha explicado.
Esta especialista en Psicooncología ha explicado que los profesionales pueden ayudar al paciente con una cicatriz a “redefinir su autoconcepto, es decir, a reconocer y a aceptar su aspecto físico alterado por las cicatrices”. Esta ayuda debe ofrecerse antes del operatorio y también inmediatamente después de la intervención: “Es necesario explicarle al paciente cómo quedará la cicatriz y también qué sensaciones va a tener tras la cirugía. Hay que ayudarle a facilitar la expresión afectiva, a interpretar gestos, expresiones faciales. Tenemos que escuchar sus preocupaciones y temores, promover la comunicación”. Asimismo, ha comentado que es necesario favorecer la reintegración laboral e impedir el aislamiento social, promover el contacto físico, impulsar medidas de autocuidado, abordar los trastornos del estado de ánimo e intentar apoyar también a los familiares o cuidadores.
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Grünenthal en Madrid. El encuentro ha sido moderado por el Dr. Carlos Goicoechea, biólogo y catedrático de Farmacología en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, y el Dr. Alejandro Ortega, especialista en Anestesiología y Reanimación de la Unidad del Dolor del Hospital Asepeyo de Coslada.
Además, han participado el Dr. Alberto Touza Fernández, especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario de Torrejón de Madrid; el Dr. Luis Cabezón Gutiérrez, especialista del Servicio de Oncología Médica del Hospital de Torrejón, el Dr. Jonatan Pérez de la Unidad del Dolor del Hospital de Torrejón; Dr. José Luis García Fernández, del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, y el Dr. Manuel Muñoz, del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital La Princesa.
Mejorar la calidad de vida del paciente
Definir las necesidades del paciente oncológico con dolor es una de las asignaturas pendientes que ha detectado la Dra. Paz Sanz. “En Rehabilitación, nuestra finalidad es aliviar el dolor para aumentar la movilidad y, en general, mejorar la calidad de vida del paciente e intentar que vuelva a realizar sus actividades de la vida diaria. En concreto, el parche cutáneo de capsaicina 179 mg nos ayuda a cumplir este objetivo. Los profesionales que tienen más experiencia en su uso deben conocer cuál es el fenotipo que va a responder bien a este tipo de medicación local. En general, beneficia a pacientes con hiperalgesias, y también obtiene buenos resultados en los casos de alodinia, y en todo lo que genera disestesias. Por ello, debemos definir el tipo de paciente al que le puede ir bien el parche cutáneo de capsaicina 179 mg.
En este ámbito no hay un “protocolo” de actuación, pero sí indicaciones relativas al tratamiento: “Realmente los que tratamos a este tipo de pacientes tenemos unas indicaciones relativas al tratamiento, cuándo aplicarlo, qué cantidad o qué características debe tener el paciente o su dolor. Es importante definir fundamentalmente el dolor neuropático periférico y el tipo de paciente que va a responder bien. Sería buena idea realizar un protocolo global, al igual que se aprueban las guías clínicas, aunque el tratamiento con el parche cutáneo de capsaicina 179 mg ya está incluido dentro del tratamiento de guías clínicas en un orden específico”.
“Desde el punto de vista rehabilitador, nosotros tenemos medios para tratar ese dolor, manuales, electroterapia, podemos realizar ciertas infiltraciones, que nos pueden ayudar a mejorar. El problema es que pueden producirse efectos secundarios; así, algunas infiltraciones tienen efecto a nivel central, como la generación de hipertensión. Por ello, el parche cutáneo de capsaicina 179 mg es una opción que debemos valorar y tener en cuenta para mejorar el estado del paciente”, ha indicado la Dra. Sanz.
“Si no utilizamos el parche cutáneo de capsaicina 179 mg, por ejemplo, nos paraliza muchas veces el avance tanto en pacientes con amputación o con cirugías que han hecho una fibrosis en la cicatriz, en neuromas. En estos casos, este tratamiento nos permite continuar con el proceso de rehabilitación de ese paciente”, ha añadido.
Cicatrices y deformidad
Finalmente, en la Jornada ‘Cicatriz dolorosa. Borrando huellas’ también ha intervenido la psicooncóloga Die Trill, directora del Centro Atrium, con su ponencia ‘La cicatriz más allá de la piel’. “Las cicatrices están asociadas a la deformidad, la alteración en el aspecto físico, la fealdad. Se puede decir que están ‘estigmatizadas socialmente’ debido al valor que se le da a la belleza. La alteración en la apariencia física produce un efecto devastador sobre un individuo”, ha explicado.
Esta especialista en Psicooncología ha explicado que los profesionales pueden ayudar al paciente con una cicatriz a “redefinir su autoconcepto, es decir, a reconocer y a aceptar su aspecto físico alterado por las cicatrices”. Esta ayuda debe ofrecerse antes del operatorio y también inmediatamente después de la intervención: “Es necesario explicarle al paciente cómo quedará la cicatriz y también qué sensaciones va a tener tras la cirugía. Hay que ayudarle a facilitar la expresión afectiva, a interpretar gestos, expresiones faciales. Tenemos que escuchar sus preocupaciones y temores, promover la comunicación”. Asimismo, ha comentado que es necesario favorecer la reintegración laboral e impedir el aislamiento social, promover el contacto físico, impulsar medidas de autocuidado, abordar los trastornos del estado de ánimo e intentar apoyar también a los familiares o cuidadores.
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